viernes, 14 de octubre de 2016

La historia del Roble - Te invito a ser fuerte



Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos eran felices y estaban satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era, ni para qué estaba ahí. "Lo que te falta es concentración", le decía el manzano. "Si realmente lo intentas, podrías tener sabrosas manzanas. ¿Ves que fácil es?" Y le enseñaba sus atractivas manzanas. "No lo escuches", le exigía el rosal. "Es más sencillo tener rosas ¿Ves que bellas son?". "Pero mis naranjas son más sabrosas", añadía el naranjo. Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: "No te preocupes, tu problema no es tan raro, ni tan grave. Es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas... Sé tú mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior". Y dicho esto, el búho desapareció. "¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...?" Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió... Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole: "Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión. ¡Cúmplela!". Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín completo fue plenamente feliz. 

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar...
¡Qué lástima que a veces tratamos de ir por el mundo tratando de ser lo que otros quieren que seamos, aun cuando esto signifique nuestra infelicidad! La vida es corta para complacer a los demás. Decidámonos a tener paciencia en nuestro crecimiento aprendiendo constantemente, amándonos tal como somos, dejemos la crítica y a compararnos con los demás que destruye.


Decidámonos a crecer, decidamos a ser felices!!!

lunes, 13 de junio de 2016

Poema del Éxito - Dr. Christian Barnard


Aquí una cita del poema del Dr Barnard, es un clásico de la literatura de motivación personal, autosuperación e inspirador, que lo disfruten



El éxito comienza con el pensamiento

Si piensas que estás vencido, lo estás.

Si piensas que no te atreves, no lo harás.

Si piensas que te gustaría ganar pero no puedes, no lo lograrás.

Si piensas que perderás, ya has perdido.

Porque en el mundo encontrarás

que el éxito comienza con el pensamiento del hombre.

Todo está en el estado mental.

Porque muchas carreras se han perdido

antes de haberse corrido,

y muchos cobardes han fracasado

antes de haber su trabajo empezado.

Piensa en grande y tus hechos crecerán.

Piensa en pequeño y quedarás atrás.

Piensa que puedes y podrás.

Todo está en el estado mental.

Si piensas que estás aventajado, lo estás.

Tienes que pensar bien para elevarte.

Tienes que estar seguro de ti mismo

Antes de intentar ganar un premio.

La batalla de la vida no siempre la gana
el hombre más fuerte, o el más ligero,
porque, tarde o temprano, el hombre que gana

es aquel que cree poder hacerlo.

viernes, 3 de junio de 2016

ASAMBLEA DE HERRAMIENTAS - La importancia del trabajo en equipo

Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea.



Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.

El martillo ejercía la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar... ¿La causa? Hacía demasiado ruido, y además se pasaba el tiempo golpeando.

El martillo acepto su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo, dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante la acusación, el tornillo acepto su retiro, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

Y la lija estuvo de acuerdo, con la condición que fuera expulsado el metro al cual acuso que siempre se la pasaba midiendo a los demás, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo, utilizando alternativamente el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Al final, el trozo de madera se había convertido en un lindo mueble.

Cuando el carpintero se retiró, la asamblea reanudo la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos negativos y concentrémonos en nuestras virtudes.

 La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba solides, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron un equipo, capaces de producir hermosos muebles y sus diferencias pasaron a segundo plano.
Cuando el personal de un equipo de trabajo suele buscar defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa.  En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, florecen los mejores logros.



Es fácil encontrar defectos cualquier  puede hacerlo, pero encontrar cualidades es algo que debemos trabajar  si le ponemos un poco de corazón a nuestro trabajo diario, seguro entendemos a nuestros compañeros(as) y dejamos de tener tanto individualismo y tanto roce, alguna vez te has preguntado el porqué de la actitud, no será que tal vez tiene algún problema y tú estás tan pendiente de ti mismo y de encontrarle sus defectos que ni se te pasa por la mente preguntarle, "para un buen trabajo en equipo debemos ser un equipo primero" olvida por un momento los defectos de los demás y preocúpate por ellos, después de un tiempo es muy posible que tu forma de relacionarte en tu trabajo sea distinto y que con eso el equipo tengas mejores resultados y tú seas mejor persona.


martes, 5 de abril de 2016

Acuérdate de lo Bueno ...

Cuando el cielo este gris, acuérdate cuando lo viste profundamente azul.
Cuando sientas frío, piensa en un sol radiante que ya te ha calentado.
Cuando sufras una derrota, acuérdate de tus triunfos y de tus logros.
Cuando necesites amor, reviven tus experiencias de afecto y ternura.
Acuérdate de lo que has vivido y de lo que has dado con alegría.
Recuerda los regalos que te han hecho, los abrazos y besos que te han dado, los paisajes que has disfrutado y las risas que de ti han brotado.
Si esto has tenido, lo puedes volver a tener y lo que has logrado, lo puedes volver a ganar.
Alégrate por lo bueno que tengas y por lo bueno de los demás, acéptalos tal cual son; desecha los recuerdos tristes y dolorosos, y sobre todo no tengas ningún rencor, no te lastimes más.
Piensa en lo bueno, en lo amable, en lo bello y en la verdad.
Recorre tu vida, detente en donde haya bellos recuerdos y emociones sanas y vívelas otra vez.
Visualiza aquel atardecer que te emocionó.
Revive esa caricia espontánea que se te dio.
Disfruta nuevamente de la paz que ya has conocido, piensa y vive bien.
Allí en tu mente están guardadas todas las imagines;
¡Y sólo tú decides cuáles has de volver a mirar!.
No hay carga que se nos dé y no tengamos la capacidad de llevar.
Busca siempre vivir el presente aprendiendo del pasado, no cargues con situaciones y problemas que ya han pasado.
Piensa en esto:
¿Cuál era tu mayor problema hace 10 años?
Probablemente ahora sea nada.

Ahora, si dentro de 10 años tus problemas actuales no van a ser nada
¿Por qué vivir tristes por ellos?
Madre Teresa de Calcuta



jueves, 31 de marzo de 2016

Atrévete a Volar!!!

…Y cuando el águila se hizo grande, su padre le dijo:

– Hijo mío, todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, me parece que sería penoso que te limitaras a caminar, teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.

– Pero yo no sé volar – contestó el hijo.
– Es verdad… – dijo el padre y caminando lo llevó hasta el borde del abismo en la montaña.
– Ves, hijo, este es el vacío. Cuando quieras volar vas a pararte aquí, vas a tomar aire, vas a saltar al abismo y extendiendo las alas, volarás.

El hijo dudó:
– ¿Y si me caigo?
– Aunque te caigas no morirás, sólo algunos heridas que te harán más fuerte para el siguiente intento – contestó el padre.
El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los que había caminado toda su vida. Los más pequeños de mente le dijeron:
– ¿Estás loco? ¿Para qué? Tu viejo está medio zafado… ¿Qué vas a buscar volando? ¿Por qué no te dejas de pavadas? ¿Quién necesita volar?
Los más amigos le aconsejaron:
– ¿Y si fuera cierto? ¿No será peligroso? ¿Por qué no empiezas despacio? Prueba tirarte desde una escalera o desde la copa de un árbol, pero… ¿desde la cima?

El joven escuchó el consejo de quienes lo querían. Subió a la copa de un árbol y, con coraje, saltó… Desplegó las alas, las agitó en el aire con todas sus fuerzas pero igual se precipitó a tierra…
Con un gran chichón en la frente, se cruzó con su padre:
– ¡Me mentiste! No puedo volar. Probé y ¡mira el golpe que me di! No soy como tú. Mis alas sólo son de adorno.

– Hijo mío – dijo el padre – Para volar, hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen. Es como para tirarse en un paracaídas, necesitas cierta altura antes de saltar.
Para volar hay que empezar corriendo riesgos.

Si no quieres, quizás lo mejor sea resignarse y seguir caminando para siempre.


miércoles, 25 de noviembre de 2015

A ESO SE LE LLAMA…

A eso de caer y volver a levantarse,
de fracasar y volver a comenzar,
de seguir un camino y tener que afrontarlo
a eso no le llames adversidad, llámale sabiduría

A eso de sentir la mano de Dios y saberte impotente,
de fijarte una meta y tener que seguir otra,
de huir de una prueba y tener que encararla,
de planear un vuelo y tener que recortarlo,
de aspirar y no poder,
de querer y no saber,
de avanzar y no llegar,
A eso, no le llames castigo, llámale enseñanza.

A eso, de pasar días juntos radiantes,
Días felices y días tristes,
Días de soledad y días de compañía,
A eso, no le llames rutina, llámale experiencia.

A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan,
Y tu cerebro funcione y tus manos trabajen,
Y tu alma irradie y tu sensibilidad sienta,
Y tu corazón ame, a eso,

No le llames poder humano, llámale milagro.


martes, 10 de noviembre de 2015

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En cierta ocasión un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, que ganaba el concurso al mejor producto, año tras año.

El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.

—”¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año?” preguntó el reportero.

—”Verá usted, señor,” dijo el agricultor. “El viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembradío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz debo ayudar a que mi vecino también lo haga”.

Lo mismo es con otras situaciones de nuestra vida.
Quienes quieran lograr el éxito deben ayudar a que sus vecinos también tengan éxito. Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca.


Aprendamos a ser agradecidos por las infinitas bendiciones que a diario recibimos y aprendamos a compartir la alegría, la amistad, el amor, la felicidad y contribuyamos al bienestar de todos, porque el bien de los demás será el nuestro.