miércoles, 25 de noviembre de 2015

A ESO SE LE LLAMA…

A eso de caer y volver a levantarse,
de fracasar y volver a comenzar,
de seguir un camino y tener que afrontarlo
a eso no le llames adversidad, llámale sabiduría

A eso de sentir la mano de Dios y saberte impotente,
de fijarte una meta y tener que seguir otra,
de huir de una prueba y tener que encararla,
de planear un vuelo y tener que recortarlo,
de aspirar y no poder,
de querer y no saber,
de avanzar y no llegar,
A eso, no le llames castigo, llámale enseñanza.

A eso, de pasar días juntos radiantes,
Días felices y días tristes,
Días de soledad y días de compañía,
A eso, no le llames rutina, llámale experiencia.

A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan,
Y tu cerebro funcione y tus manos trabajen,
Y tu alma irradie y tu sensibilidad sienta,
Y tu corazón ame, a eso,

No le llames poder humano, llámale milagro.


martes, 10 de noviembre de 2015

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En cierta ocasión un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, que ganaba el concurso al mejor producto, año tras año.

El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.

—”¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año?” preguntó el reportero.

—”Verá usted, señor,” dijo el agricultor. “El viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembradío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz debo ayudar a que mi vecino también lo haga”.

Lo mismo es con otras situaciones de nuestra vida.
Quienes quieran lograr el éxito deben ayudar a que sus vecinos también tengan éxito. Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca.


Aprendamos a ser agradecidos por las infinitas bendiciones que a diario recibimos y aprendamos a compartir la alegría, la amistad, el amor, la felicidad y contribuyamos al bienestar de todos, porque el bien de los demás será el nuestro.